Las
elecciones en Grecia el pasado domingo 17 de junio en las que salió vencedor el partido conservador Nueva Democracia
seguido muy de cerca por la coalición de izquierdas Syriza puede catalogarse
como frustrante para los que pensábamos que un cambio en esta vorágine macabra
neoliberal podría abrir brecha en tierras helenas.
Dentro
de mi desconocimiento de las diversas formaciones que se presentaban a las
elecciones griegas mi apoyo se centraba en aquellos grupos que pedían una
ruptura clara con el sistema capitalista, como era el caso del KKE, pero una
victoria de Syriza, con el supuesto cumplimiento de su programa, hubiera
significado un cambio radical en la deriva autodestructiva por la que está
pasando el pueblo griego.
El
capitalismo que cuenta con todas las herramientas para controlar el poder
económico, social y político puso en marcha todos los motores para persuadir,
amenazar y difundir miedo para que los griegos votaran lo que había que votar y
de esta manera el partido conservador que buscando alianzas con el PASOK podrá
formar gobierno en ese país y seguir con las medidas de ajuste y de asfixia
económica para sus trabajadores.
La
sociedad griega, que como la española, está viendo y sufriendo en sus carnes el
desmantelamiento de todo el mínimo Estado social que poseían, como el saqueo de
todo espacio público se está realizando impunemente, como son castigados por el
pago de una deuda ilegítima que condena a generaciones al pago de un “préstamo”
impagable, como la miseria camina sin pausa, como la educación, la sanidad, los
derechos laborales son destruidos sin ningún tipo de escrúpulos… La lucha, la
resistencia contra todo este estado de cosas sigue en la calle, en la
solidaridad, en las asambleas porque estamos sumergidos en una cruenta lucha de clases
donde los de abajo han de saber que dentro de este sistema no hay salida, que hay
que combatirlo y destruirlo.
Nos
intentarán dar un caramelo para que nos resignemos y veamos las bondades de
este sistema esclavista, pero hay que tener anchura de miras, y ver que detrás
del caramelo hay una tienda entera ocupada y robada por los garantes de este
modelo político, social y económico que no ven nada más allá que la ganancia
económica, el dinero como único fin y el expolio a las clases trabajadoras como
sustento de todo este tinglado mafioso.
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