En
Brasil ha ganado la ultraderecha personificado en un personaje
siniestro llamado Jair Balsonaro o Heil Bolsonaro. Una oleada de
represión a campesinos, a trabajadores, un nuevo huracán de
privatizaciones y un retroceso a las libertades sociales y
democráticas, si es que algo había quedado, es lo que se espera de
las hordas ultraliberales fascistorras de este personaje y sus
sicarios. ¿Pero qué ha pasado si gobernaba una supuesta izquierda
de la mano del Partido de los Trabajadores?. Lo de siempre; una élite
gobernante que utiliza las instituciones para corromperse, medrar,
robar y enriquecerse. Seguir los modelos neoliberales; dar una
pincelada socialdemócrata a sus mandatos y seguir al pie de la letra
lo que mandan las élites capitalistas que son las que detentan el
poder real. El descontento que crece, las desigualdades que siguen
aumentando y la izquierda institucional que es la derecha con un
toque simpático. Y el fascismo ante la ausencia de políticas de
verdadera transformación social se adelanta por la derecha y su
extrema y así tenemos a los bolsonazos, los macris, los trump y los
que vienen. Miremos a Grecia y el triunfo de Syriza y lo que fue su
nuevo aire contra el austericidio de la UE, su no pago de la deuda,
su rescate a las personas y, al final, todo se quedó en agua de
borrajas. El tal Tsipras resultó ser un alumno aventajado de la
Merkel; cometió más felonías sociales y económicas que ni el
pasok en sus peores momentos. Aprobó un referéndum contra el saqueo
social promulgado por la troika europea y como la gente votó a favor
de su vida y en contra de la privatización y lapidación de su
pueblo pues el tal Tsipras se pasó el resultado del referéndum por
el forro e hizo lo que le dijo la UE y condenó a la miseria a
millones de trabajadores griegos. Y aquí en España los podemitas
más de lo mismo; van cambiando su programa según pasan los días y
al final sólo les queda fusionarse con el pesoe. Porque entre la
marca blanca y el original con quién quedarse. Si fuera
socialdemócrata o social-liberal no tendría duda. Todo forma parte
del mismo engaño democráticamente neoliberal. Y al final la semilla
fascista y totalitaria va creciendo y nos vemos envuelta en ella. El
capitalismo homicida hace que en todas partes se imparta la misma
medicina asesina de políticas a favor de los intereses de los
poderosos y en contra del bien común; el beneficio económico es lo
único que cuenta. Y ante la crisis económica, social y ecológica
perpetua que padecemos las democracias liberales ponen en el mercado
a una serie de gestores para que administren la barbarie y a nosotros
nos corresponde elegir a nuestros saqueadores y así ponemos nuestra
semillita legitimadora del régimen en forma de papeleta.