¡Me lo habéis quitado todo!

¡Me lo habéis quitado todo!. Palabras que hieren por la verdad que esconden, palabras que gritó la mujer que se quemó a lo bonzo el pasado mes de febrero en Castellón delante de una entidad bancaria y que ha fallecido a consecuencia de las graves quemaduras que tenía. El crimen capitalista que nos está arrasando entierra a una nueva víctima en el cementerio del oprobio y la sinrazón; tres hijos deja en el adiós definitivo y con la justicia ciega, sorda y muda ante este nuevo horror, este nuevo asesinato.

Los verdugos que administran el poder se jactan ante este repugnante delito y las de otras personas que se suicidan, perdón, las matan por motivos de la economía criminal que nos degüella, 15 ciudadanos al día por este sinsentido, por esta deshumanización, por este robo, por esta alienación, por este gangsterismo llamado economía de libre mercado.

Te han arrancado la vida de cuajo y la marabunta neofranquista metralleta en mano acribillando todo espacio público que se sostiene aún de pie; apropiándose de todo aire para respirar, agua para beber, libro para aprender y hospital para sanar.

Y el vómito televisado que nos revienta las pupilas con su pavorosa puesta en escena; este engendro de neuronas muertas y su séquito de caníbales fascistas administrando, aprobando, escupiendo leyes inhumanas, saqueos enmascarados en forma de decretos. A hachazo limpio a por los trabajadores llevando a los altares la explotación, el despido, la precariedad más infumable. Tu gobierno de las gaviotas asesinas junto con el de la ceja y sus rosas con espinas y los nacionalistas ultraconservadores a lo largo y ancho de esta Península y sus islas sumergida en el robo y la podredumbre que nos defecáis impasiblemente. Bestias de los desheredados y auténticos lameculos, siervos, fregasuelos de banqueros, defraudadores, especuladores… dando millones de euros del pueblo a estos mafiosos que nos lapidan diariamente; mientras cargáis las armas con que habéis matado a esta mujer y a tantas personas anónimas que no ven otra salida que la que vosotros dejáis; tras haber liquidado, robado, secuestrado la vida, la libertad, las ilusiones todo convertido en vuestras manos en un lodazal de mierda.

Os miro, os veo, os observo; las arcadas a veces ni las puedo controlar; cómo habéis descorchado el cava tras saber la no imputación de la ladrona, la chupóptera, la borbón, la hija del borracho, del defraudador, del usurpador, del sucesor de Franco y sus tiros. Y los hilos que movéis para indultar a cualquier asesino, corrupto o ladrón profesional y poderoso que se tercie.

Rajoy enseña tu quijada, sal de las fauces del Botín, del Fainé, del González o de cualquier sinvergüenza que detenta el poder real; y da la cara, no te escondas detrás de uno de tus esbirros del Opus Dei o de los Legionarios de Cristo.

Vosotros os permitís violar el cuerpo de las mujeres, dejarlas aún más ultrajadas ¡dejad sus cuerpos en paz! Y dejad a las mujeres trabajadoras que decidan por ellas mismas, son sus cuerpos, sus templos, sus vidas. Si habéis robado la infancia a casi tres millones de niños, dejándolos en la miseria más absoluta; os permitís la indecencia, la inmoralidad de realizar auténticas atrocidades como esa nueva ley del aborto, otra ley más para la infamia.

Habláis de derechos, cuando los habéis violado todos impunemente, las manos están ensangrentadas. Desde Castellón brota el silencio, la amargura, la rabia al ver como una vida se ha apagado; por la desesperanza, por el robo, por la barbarie a la que se ha visto sometida; el llanto, la impotencia, la angustia desbordada por existencias mercantilizadas; y el poder auténtica máquina de pulverizar no sólo derechos sino vidas; ¿qué han hecho contigo? ¿y con tantos otros ciudadanos? Te han extraído el alma, te han ultrajado el cuerpo, te han quitado de raíz tu corazón, te han apagado la sonrisa definitivamente y tus besos futuros les han sido arrebatados a tus hijos, para siempre.