Salgo
de mi casa a pasear las piernas por las calles barcelonesas, en el primer cruce
ya me encuentro a una mujer de mediana edad sentada en el suelo al lado de un
supermercado, con la mano tendida para ver si desde lo alto le caen unos
céntimos o algo de comida para poder engañar un rato al cuerpo. Y mientras los
minutos y mis pasos avanzan en el trayecto dejo a otros individuos que empujan
carritos de la compra llenos de chatarra industrial, tecnológica o que sé yo. Los
excluidos entre los excluidos cada vez son más legión; la orgía capitalista los
ha desechado como mercancía no válida; otros productos, perdón, seres humanos
intentamos salir al paso de este horror económico y social en el que estamos
sumergidos o hundidos según el grado de cataratas que tengamos y del ojo del
que miremos.
Si
logras venderte quizá te comercialicen por cuatro euros y algunos latigazos más
y, con suerte, tus huesos irán a parar a un hogar reconfortable pero con tu
vida totalmente secuestrada.
Mientras
avanzo en mi caminar hacia ningún sitio esperando encontrarme en cualquier
lugar me topo con una sucursal del Banco Santander, podría haber sido otra
cualquiera, pero aquí me ha llamado la atención el colchón doblado que había
dentro del cajero; un individuo dormirá allí, mientras el capo que detenta este
banco anda suelto, rigiendo los destinos de esta Hispania al borde del
cataclismo social y riéndose de todos nosotros, los que les pagamos sus
fiestas, sus burbujas sean o no inmobiliarias, sus yates, sus dineros en Suiza
sin derecho de retorno ni inspección fiscal que el diablo se las lleve consigo.
Al ver a este personaje de nombre delincuente y de apellido Botín me viene a la
mente otro ser desagradable que este mundo infierno se atrevió a vomitar, será
por la estatura o por el perímetro craneal, si hombre sí el mismo que estás
pensando tú; el virrey, el patriarca, el de Banca Catalana, otro más en la
nómina de desfalcadores y de corruptos que ni cárcel pisan ni el viento se los
lleva. Pues con este sujeto ultraconservador, antiobrero, xenófobo y ladrón,
presuntamente que claro no está, el Dios de la corte de los CiU y de todo medio
de intoxicación masiva del país de los Millet y los 400 ladrones que saquean
estos lugares por donde transito y más allá, sufrimos una condena de más de
veinte años padeciendo sus políticas neoliberales y continúa y sigue.
-¿Y
que ha sido de este señor?
¡Calla,
calla! Sólo de ver el rostro de semejante engendro la miopía se me dispara y
tengo miedo de quedarme ciego. Como no te estaba diciendo, el actual padrino
metido a símbolo para su lacayo el Mas corrupto, Jordi I el Omnipotente es el
padre de unos hijos emprendedores y amantes del dinero público y amigos de todo
tráfico de influencias que pasara por sus manos.
-¿Y
no sería mejor dejarlos mancos por estafadores?
Hombre
no digas esas cosas que aunque las palabras son inocentes nos pueden traer
graves consecuencias. Por nada y menos a ciudadanos de este país del “dret a
decidir” pasando por La Caixa
y Pedralbes claro está les han dejado tuertos o desangrándose en comisarías.
-Perdona,
no quería interrumpir….
No
si no interrumpes, sólo quería comentar cuatro cosillas de la camorra nacionalista
neoliberal catalana y muy independentista de Estado propio privatizado, ponme
dos copas, que nos ultraja impunemente.
Jordi Pujol Jr., un emprendedor vástago de los Pujol-Ferrusola, fue moviendo
euro allí euro allá la insignificante cantidad de 32 millones a paraísos
fiscales durante unos años mientras el otro, de nombre Oriol, pues nada
trapicheando allí y acullá; un experto en hurtar y en el tráfico de
influencias; ¡ah! y asesorado por un miembro de la familia Maragall, ya que
está casado con una de las féminas de esta saga. En el poder y el robo todas
las familias, las de siempre, se buscan y se encuentran. En fin cuanto cansa y
que mal te deja el cuerpo con tanto latigazo, el espinazo se va a romper de un
momento a otro y ya no hay vaselina suficiente para tanta violación ni mueca
que coger al vuelo ante tanto cachondeo a costa nuestra.
Y
cuando los pies ya no me llevan a ningún otro sitio que a las catacumbas donde
el metro me espera para enlazar mi trayecto hacia otra dirección veo pasmado,
con rabia, con lamento callado como unos vigilantes de nuestra cárcel
aprehenden a un hombre ¿motivo? seguramente no pagar, viajar sin billete, no
tener la indignante cantidad que te piden por subir a este transporte. Una
barrera humana impide tu paso y allí unas personas vestidas de rojo,
trabajadores del metro, y otras vestidas de azul y con porras te piden el
billete. Trato vejatorio, trato de delincuentes, trato de ganado; miro y me veo
caminando con la cabeza al revés; el bandido con el látigo a correazo limpio
contra todos nosotros.
Justicia
¿dónde estás? ¿dónde te perdiste? La cárcel donde nos encontramos, las cadenas que
nos imponen y las injusticias que nos imparten. Un oasis de muertes vivientes
es el anhelo a esta depredación y a esta banalidad elevada a magnificencia es
lo que desean. Me paro, me miro, me veo algo cambiado, me desnudo, me
transformo, tiro mi viejo ropaje y me pongo algo más ligero para recoger el
testigo y absorber la fuerza del caballo salvaje que no se ha dejado someter,
que ha dado muerte a la obediencia y que ha elegido el camino de la
resistencia, de la libertad ¡Libertad! Allá a lo lejos ahogada por las tropas
neofascistas ya no escuchamos ni un leve suspiro de su boca. Andamos apañados,
apaleados, mutilados y sin muletas. Noticias y artículos de interés
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