Shakira,
una niña de 7 años, ha muerto víctima de un tumor cerebral; durante su larga
travesía por la agonía tuvo que sufrir la violencia de dos desalojos de su
domicilio en Madrid, privándola de vivienda y dejando que viviera en una
furgoneta durante meses junto a sus padres mientras sucumbía por culpa de la
enfermedad.
Infancia
robada y luchando contra la llegada de la muerte vivió en sus carnes como el
poder fascista que nos golpea acompañaba al verdugo de la guadaña para que se
la llevara antes, para que desapareciera de esta pesadilla de expolios mentales
y materiales. Sin pudor, sin vergüenza, sin moral, sin ética que nunca existió
en sus mentes descerebradas dejaron que Shakira y su familia fueran expulsadas
al horror de las calles y a la violación de su dignidad; socavando aún más,
acercando el fin, llamando al llanto, a la angustia, a la desesperación
autodestructiva, empujando hacia el abismo a la pequeña sin ningún respeto por
su vida, por su batalla ante la barbarie que la estaba consumiendo. El cáncer
genocida que vive en los resortes del poder neofranquista alimentando el drama,
el tumor de Shakira. Otra víctima más de la depredación, de la vileza de este
régimen borbónico que nos aprisiona.
Millones
de niños ultrajados que viven en la angustia de sonrisas amputadas, estómagos
que claman al hambre para que desparezca junto con sus desmayos. No hay
justicia posible en los infiernos del capital expulsándonos a las llamas de la
miseria y el pan robado que hoy tu hambre no come y mañana tu descanso merecido
sin morada se encontrará tras el bombardeo final de las huestes de la casta
depredadora.
Mirar
a la princesita y sus compras, ventas de inmuebles y sus robos de dinero
público junto a su caballero andante de profesión ladrón y jugador de balonmano
como afición. No habrá juicio ni prisión que en sueños se le parezca para esta
mujer de padre rey de reyes por designio divino franquista, felón por
naturaleza, corrupto porque así lo manda la ley, asesino porque no hay animal
muerto que viva delante de su escopeta de cañones retorcidos como su alma,
borracho porque no hay copa, copón, copazo que no haya pasado por su
quebrantado y resquebrajado cuerpo. Y la infanta de La Caixa no responderá ni ante
la justicia ni ante ningún desahucio forzoso ni con violencia que se precie, ni
dormirá en una furgoneta, ni devolverá lo robado ni ella ni Borbón suelto y maleante
que campea impunemente por esta España enjaulada en vías muertas que nos
conducen a este Mauthausen de duchas humeantes.
Y
en este estado de derechos calcinados, de fantasmas listos para la acción, de
genocidas de guante blanco, de despido libre garantizado y de trabajo esclavo
aprobado, de sanidad hurtada para amiguetes y amantes del beneficio privado a
costa de la sangría de todos; dos rufianes del partido único gobernante de
nombre Rajoy alias Rubalcaba, se juntan, hablan, se ríen, se jactan de sus
robos, sus Gürtel, sus crímenes de estado, los trece millones de almas
arrojadas al abismo, su clientelismo y del que hay de lo mío, su lengua
rastrera buscando al banquero, empresario o financiero ratero que la justicia
aprisionada anda buscando; halagadores nauseabundos, babosos repulsivos,
claudicantes al por mayor ante la
Alemania del IV Reich y el imperio de los drones y sus
estatuas de la tiranía metralleta en mano.
Los capullos de la rosa y sus homólogos de las gaviotas y demás abortos
de esta cleptocracia tiranicida adalides de la tortura y el expolio; grandes
profesionales del servicio a los poderes del capital.
CAFÉ
AMARGO SIN AZÚCAR. Voces ahogadas en el fragor de la noche. Llantos silenciosos
que no tienen un minuto de tregua ante la ejecución inminente. Corazones que
intentan exhalar un último suspiro de esperanza ante la expiración final. Comida
robada y días tristes con juguetes rotos para niños que se abaten azorados por
nuestra geografía enladrillada y desahuciada. Esclavos de todo dueños de nada.
Francotiradores de ocupación libre en un mundo que a la deriva va. Buscando al
gordo devorador de carne humana, de tierras enamoradas de la lluvia y el sol, de
aguas que se apropian y ni beber podemos y ni cultivos cultivamos, de aires
arrebatados y calcinados, de sonrisas acribilladas. El atolladero está cerca,
la tierra de nadie es, seamos pistoleros de la paz y del futuro ajusticiado,
matemos al gordo no nos queda otra porque el acantilado anda cerca y hambriento
tras nuestros corazones apuñalados.
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