¡Vergüenza!
¡Asco! ¡Rabia! Y mil furias más podría añadir a la sinrazón y al juicio muerto
de toda esta calaña de malhechores que arrasan con los derechos sagrados de
todos nosotros. Un hombre enfermo de cáncer le deniegan la tarjeta sanitaria y
la historia terminó y el dolor, el sufrimiento, el desaliento, la injusticia se
refugian en el corazón malherido de nuestro ciudadano. Esta marabunta
sanguinaria, este esperma mutado y maloliente de Franco que continúa enquistado
en todos los órganos de poder sigue con su rodillo sanguinario y se ceba con
una nueva víctima que como tantas otras vidas anónimas son arrastradas a la
muerte por los carniceros que tras las tinieblas del gobierno planean. Yunia
Romero, la hija del padre ajusticiado, lucha, se rebela, se subleva contra la
barbarie que están cometiendo contra su progenitor. Cuántas personas que han
acabado ya abrazados por la muerte por desatención sanitaria, por denegarles lo
que es un derecho inalienable, básico. Esta jauría de macarras con paraísos
fiscales como nación preferente y multimillonarios gracias al timo
institucionalizado tienen las manos manchadas de sangre, auténticos sádicos que
gozan de la mutilación, la enfermedad provocada, la miseria, la destrucción de millones
de personas ajadas en la sinrazón de esta desventura de tiro en la sien por el
crimen organizado de estos ladrones de moncloas, taifas rebeladas y zarzuelas
ocupadas.
La
sanidad que se va vendiendo al mejor estafador, dinero de todos hasta del niño
hambriento que le han hurtado el pan que llevarse a la boca.
Listas
de espera agónicas, enfermedades curables que al paso del tiempo se transforman
en incurables porque se ha llegado tarde, porque faltan recursos todos ellos
violados por esta tribu asesina de ultraliberales de palio y santas cruzadas.
Hospitales
que se van troceando y privatizando; poco a poco hasta que al final una buena
mañana nos levantemos y la única tarjeta sanitaria que nos conduzca a un centro
de salud primaria sea la visa oro.
Que
el rey se rompe la cadera porque se ha caído al suelo fruto de alguna común
borrachera o haya ido de turista de élite asesino para matar a algún animal
superior a su estirpe corrupta y parasitaria; pues nada vía libre al hospital
sin listas de espera ni risa que se le parezca, como un rayo al quirófano; eso
pasó ya en el año 2010 cuando se fue al Hospital Clínic de Barcelona, en vías
de mercantilización por obra y gracia de un terrorista de la salud llamado Boi
Ruíz del gobierno mafioso y corrupto de los CiU y Mas y compañía; a lo que iba
al Borbón le operaron de un nódulo de su pulmón pasando por encima de otros
ciudadanos, en una sala privada de dicho hospital pagada toda ella con dinero
público. “El que tiene dinero no ha de
esperar. Así es como funciona esto”. Sobran las palabras ya lo expresó
claramente un trabajador del Clínic.
En
el país de los desfalcos, de los sobres con palomas mensajeras que a las Islas
Caimán van, de las comisiones al 3 o al 100%, de la economía de rapiña, del
saqueo orquestado, organizado y perpetrado desde arriba donde nuestro sudor
está puesto al servicio de la banca, de la patronal, del gobierno que en sangre
los convierte y en su alimento y en sus fincas de paraísos sin dioses los
convierte y los mantiene.
Camino
de la deshumanización y del tráfico de personas, hay mucha carne por malvender;
desnutridos, con la mente despedazada y con el rigor mortis permanente en
nuestras facciones mientras nos venden elixires hechos en algún país masacrado
del sur o nos fusilan con gramos de autoayuda por la televisión y sus
espectáculos de polvo blanco para nuestras neuronas alienadas.
No
te pongas muy enfermo que sin euros de esta Europa de hítleres y de soberanías
secuestradas la muerte y la enfermedad en este mundo al revés tiene un precio a
robar.
Guillotinas
a lo alto de los cielos que corran las cabezas de mercaderes, siervos del
poder, bilis del régimen borbónico que ni aún así pagaríais los crímenes que
estáis cometiendo.
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