El Lince Rojo

EL LINCE SOLITARIO RECORRE SU HÁBITAT LIBRE COMO EL VIENTO SIN OBEDIENCIAS, SERVIDUMBRES NI ADULACIONES.

lunes, 17 de junio de 2013

Guillotinas en lo alto de los cielos



¡Vergüenza! ¡Asco! ¡Rabia! Y mil furias más podría añadir a la sinrazón y al juicio muerto de toda esta calaña de malhechores que arrasan con los derechos sagrados de todos nosotros. Un hombre enfermo de cáncer le deniegan la tarjeta sanitaria y la historia terminó y el dolor, el sufrimiento, el desaliento, la injusticia se refugian en el corazón malherido de nuestro ciudadano. Esta marabunta sanguinaria, este esperma mutado y maloliente de Franco que continúa enquistado en todos los órganos de poder sigue con su rodillo sanguinario y se ceba con una nueva víctima que como tantas otras vidas anónimas son arrastradas a la muerte por los carniceros que tras las tinieblas del gobierno planean. Yunia Romero, la hija del padre ajusticiado, lucha, se rebela, se subleva contra la barbarie que están cometiendo contra su progenitor. Cuántas personas que han acabado ya abrazados por la muerte por desatención sanitaria, por denegarles lo que es un derecho inalienable, básico. Esta jauría de macarras con paraísos fiscales como nación preferente y multimillonarios gracias al timo institucionalizado tienen las manos manchadas de sangre, auténticos sádicos que gozan de la mutilación, la enfermedad provocada, la miseria, la destrucción de millones de personas ajadas en la sinrazón de esta desventura de tiro en la sien por el crimen organizado de estos ladrones de moncloas, taifas rebeladas y zarzuelas ocupadas.
La sanidad que se va vendiendo al mejor estafador, dinero de todos hasta del niño hambriento que le han hurtado el pan que llevarse a la boca.
Listas de espera agónicas, enfermedades curables que al paso del tiempo se transforman en incurables porque se ha llegado tarde, porque faltan recursos todos ellos violados por esta tribu asesina de ultraliberales de palio y santas cruzadas.
Hospitales que se van troceando y privatizando; poco a poco hasta que al final una buena mañana nos levantemos y la única tarjeta sanitaria que nos conduzca a un centro de salud primaria sea la visa oro.
Que el rey se rompe la cadera porque se ha caído al suelo fruto de alguna común borrachera o haya ido de turista de élite asesino para matar a algún animal superior a su estirpe corrupta y parasitaria; pues nada vía libre al hospital sin listas de espera ni risa que se le parezca, como un rayo al quirófano; eso pasó ya en el año 2010 cuando se fue al Hospital Clínic de Barcelona, en vías de mercantilización por obra y gracia de un terrorista de la salud llamado Boi Ruíz del gobierno mafioso y corrupto de los CiU y Mas y compañía; a lo que iba al Borbón le operaron de un nódulo de su pulmón pasando por encima de otros ciudadanos, en una sala privada de dicho hospital pagada toda ella con dinero público. “El que tiene dinero no ha de esperar. Así es como funciona esto”. Sobran las palabras ya lo expresó claramente un trabajador del Clínic.
En el país de los desfalcos, de los sobres con palomas mensajeras que a las Islas Caimán van, de las comisiones al 3 o al 100%, de la economía de rapiña, del saqueo orquestado, organizado y perpetrado desde arriba donde nuestro sudor está puesto al servicio de la banca, de la patronal, del gobierno que en sangre los convierte y en su alimento y en sus fincas de paraísos sin dioses los convierte y los mantiene.
Camino de la deshumanización y del tráfico de personas, hay mucha carne por malvender; desnutridos, con la mente despedazada y con el rigor mortis permanente en nuestras facciones mientras nos venden elixires hechos en algún país masacrado del sur o nos fusilan con gramos de autoayuda por la televisión y sus espectáculos de polvo blanco para nuestras neuronas alienadas.
No te pongas muy enfermo que sin euros de esta Europa de hítleres y de soberanías secuestradas la muerte y la enfermedad en este mundo al revés tiene un precio a robar.
Guillotinas a lo alto de los cielos que corran las cabezas de mercaderes, siervos del poder, bilis del régimen borbónico que ni aún así pagaríais los crímenes que estáis cometiendo. 

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