Ondear la bandera republicana en la España actual es un acto de rebeldía frente a la injusticia histórica de vivir bajo el manto de esta pseudodemocracia parasitaria borbónica. Desde el poder se alzan todos los mecanismos de opresión para criminalizarla diciendo que enarbolarla puede incitar a la violencia. El cinismo, la tergiversación y la manipulación cabalgan a lomos del gobierno ultraconservador que padecemos.
Desde
que murió el tirano, el matarife de El Ferrol en el año 75 se puso la
maquinaria en marcha para ofrecernos un remedo de partitocracia tutelado por
franquistas imponiendo otra vez la monarquía borbónica; conservando los
privilegios de la iglesia católica cargando con el lastre de su cruz allá donde
vamos; tragando la mortífera pócima del capitalismo porque nos hacen creer que
es el único y verdadero sistema; zambulléndonos en la OTAN y Desuniones Europeas
porque el Santo Capital así lo mandaba. Y todo ello con la artillería pesada de
los medios de manipulación masiva tutelados por el poder de la maravillosa
transición borbónica para vaciar las mentes e inventar que vivimos en el mejor
de los mundos posibles.
Y
detrás del telón de la España
rojigualda se esconde un país gobernado por y para los poderosos, donde se
esconden las desigualdades sociales cada vez mayores, la pobreza, la exclusión,
la explotación laboral… Y se sigue manipulando a la sociedad para adormecer
nuestras mentes y persistir con este sistema injusto, corrupto y criminal para
continuar lapidando y desguazando a las clases populares.
La
consecución de la III República
es un acto de justicia contra el golpe de estado fascista y la cruenta guerra civil que vino después y el genocidio humano, político, económico y social
protagonizado por las huestes franquistas y sus sustentadores durante casi
cuarenta años. Y tras la muerte del dictador nunca han rendido cuentas ante
ningún tribunal; muy al contrario, siguieron y siguen con los mandos del poder.
Rebelarnos
por buscar una hegemonía social, política, cultural y económica de las clases
subalternas es luchar por la III República.
Cuando
veo que en las manifestaciones cada vez las banderas republicanas son más
numerosas no me cabe la menor duda que tarde o temprano la República llegará.
Porque es un acto de justicia para los desaparecidos, ajusticiados, masacrados,
exiliados, revolucionarios y luchadores por la libertad, la dignidad y la
emancipación humana que siguen esperando que su lucha se traduzca en un nuevo
renacer republicano democrático, socialista y anticapitalista.
Aunque la redacción suena "cruda" incluso podría asumirla como mía propia. ¡Me gusta!
ResponderEliminarSin embargo me hago dos reflexiones: No creo que debería arremeterse contra la Iglesia, pues en ella militamos creyentes en Cristo Jesús por opción del evangelio, y muchas veces, en la familila..., en todas, hay cosas que se deberían purificar.
La segunda reflexión que me hago es que la Historia debería enseñarnos, y el Evangelio exigirnos, que arremeter con la violencia embrutece al hombre, y el amor lo humaniza.
Incluso deberíamos cuidar nuestra dicción si queremos ser auténticamente revolucionarios, que es mucho más que "dar vuelta a la tortilla".
Muchas gracias.
Gracias por el comentario. De tus reflexiones yo no quisiera que mis palabras llevaran a malos entendidos. Yo soy ateo pero me parece admirable la lucha social y revolucionaria que llevan religiosos vinculados a la teología de la liberación como Pere Casaldáliga, entre otros. Pero no estoy de acuerdo con la trayectoria histórica de la jerarquía eclesiástica siempre vinculada a los intereses de los poderosos llevando a sus espaldas la cruz de la opresión hacia las clases populares.
ResponderEliminarY como creyente que eres supongo que personajes tan siniestros como Rouco Valera o el mismo Papa dudo que os representen correctamente. Creo y, perdona mi ignorancia, nada tienen que ver con la palabra de Cristo... supongo... Saludos.