Autopista hacia el infierno

Ahora no hay camas en los hospitales públicamente privatizados para nuestros enfermos. Se esclaviza a las clases populares por encima de nuestras posibilidades. El caminar por las calles es un continuo reencuentro con indigentes que como cama tienen el suelo y quizá alguna manta para taparse del frío y nada más. Todos ciegos. Ciudades iguales ante el capitalismo. Ciudades sin alma. Echan a las personas y colocan turistas, tiendas, macdonalds y todas ellas asfaltadas por el mismo patrón zafio de norte a sur. Personas sin casas y casas sin personas. Buscando trabajos en el cubo de la basura a ver quien compra mi fuerza de trabajo asqueada de este ir al cadalso y a la ausencia de vida día tras día. Se dice que ahora hay que pagar a las autopistas en ruinas casi 6000 millones de euros y subiendo para salvarlas de la quiebra. Proyectos diseñados por la camorra política donde las empresas carroñeras se volcaron a gestionarlas porque veían las gallinas y sus huevos cubiertos de reluciente oro; negocio redondo. Ahora que asoman pérdidas multimillonarias las empresas se llevarán su tajada de dinero público y nosotros salvaremos las autopistas y nos hundiremos en el mar como decía la canción, tal vez no, pero en el alquitrán sí. Se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas. Se construyen AVEs de alta velocidad y destrozo de medio ambiente con dinero público para que lo puedan utilizar gente con bolsillo holgado y se dejan morir los trenes convencionales desconectando miles de pueblos de nuestra geografía masacrada. Nos la dan con queso y del malo y seguimos tragando aceite de ricino. Rescatamos bancos, autopistas y nos dejamos morir y exprimir hasta la extenuación. El FMI y su banco terrorista mundial dice que hay que mercantilizar más ¿aún es posible? la sanidad y la educación; que las reformas laborales antiobreras aún no son lo suficientemente esclavistas y degradantes y hay que hacer más ajustes, es decir, colocar más sogas en nuestros cuellos. Millones de muertos a sus espaldas en todo el mundo tienen las lagardes o lagartas y toda esa gentuza que están en estas organizaciones criminales del capital. Y exigen al genocida gallego de la Moncloa más sacrificios humanos por el bien de los beneficios económicos, del progreso y de la corrupción presupuestaria. Decía Marx que la burguesía no sólo forja su propia destrucción sino que también a su propio sepulturero: el proletariado; más que sepultureros lo que estamos es sepultados. Habrá que levantarse antes que nos pongan la lápida o nos la pongamos nosotros mismos.