La
manifestación multitudinaria realizada en Barcelona a favor de la independencia
bajo el lema “Catalunya, nou Estat d´Europa” no me ha sorprendido, era algo
esperado, aunque encierra varios interrogantes y equívocos entre sí. Lo primero
que hay que preguntarse es ¿Independencia para qué y por qué?. Sin duda la gran
jornada reivindicativa, la que se ha concentrado bajo dicho lema y ha estado
organizado por la plataforma ANC (Assemblea Nacional Catalana), no tiene otro
propósito que cambiar un estado por otro, una bandera por otra. Si no se cambia
la hegemonía política, económica, social y cultural del país ¿a santo de qué
queremos otro estado diferente?. Si las clases subalternas no toman el poder
¿para qué se quiere una Catalunya independiente capitalista neoliberal y bajo
los dominios del IV Reich Alemán?.
Desde
el poder en Catalunya bajo la égida de CiU y con el seguidismo del PSC, ERC e
ICV y, por supuesto, el apoyo incondicional del PP las tendencias neoliberales
han sido la razón de ser de éste y los otros gobiernos que hemos padecido los
catalanes. Mas, como buen político ultraliberal, ha emprendido una marcha hacia
el desmantelamiento total de la sanidad, la educación y todos los servicios públicos
existentes, caminando hacia una privatización global de todo el territorio
catalán. Todas las reformas laborales habidas y por haber, la pauperización
continua de las clases populares, los desahucios realizados cada día en
viviendas catalanas… han sido obra de unas políticas previamente diseñadas y
orquestadas por el gobierno de la Generalitat cuyos apoyos y principal sustento han
sido los gobiernos populares y socialistas del poder central.
¿Y
los españoles qué tienen que ver con el expolio que sufren los catalanes?.
Desde el poder catalán se quiere engañar a la sociedad mediante sus medios de
desinformación de masas manteniendo la creencia que es España y los españoles
quienes roban a Catalunya. Ni sombra de un análisis para ver que lo que hay es
una lucha de clases donde las clases pudientes son las que expolian a la clase
obrera y popular sea catalana o española. Esta xenofobia encubierta sólo genera
odio irracional. ¿Quién roba a las clases subalternas catalanas?. Pensemos en
el señor Brufau, catalán y presidente de Repsol, una de las grandes empresas
privadas y que estafa millones de euros a España y Catalunya mediante la evasión
fiscal. Pensemos en el dinero público que se ha regalado a bancos y cajas como
el caso de Caixa Catalunya o como se llame ahora; y un largo etcétera.
La
explotación, o mejor dicho, la esclavitud laboral a la que se ven sometidos la
clase trabajadora catalana tras reformas laborales que han dinamitado por
completo el Estatuto de los Trabajadores con los sucesivos gobiernos del PSOE y
PP y con el apoyo incondicional y sin reservas del partido nacionalista
conservador de CiU no es culpa del expolio financiero. Y los planes laborales
de este país bajo la batuta del señor Mas y compañía es asociarse con
especuladores “españoles” como el tal Enrique Bañuelos patrocinado por La Caixa para transformar
Catalunya en una especie de Parque de Atracciones: casinos, montañas rusas,
drogas y rock & roll; donde los derechos laborales de los trabajadores, no
lo duden, serán totalmente infumables.
Como
catalán que soy poco o nada tengo que ver con los Brufaus, Fainés, Mas y demás
calaña neoliberal, auténticos saqueadores de las clases populares catalanas. Y
sí que tengo mucho en común con desempleados, jornaleros y demás sectores
populares sean catalanes, andaluces, aragoneses, asturianos o vengan de donde
vengan.
Aboguemos
por una República Socialista y Federal en España gobernada por y para los de
abajo; caminando hacia una democracia participativa y/o directa con políticas
radicalmente anticapitalistas. Sólo a través de la emancipación y la libertad
humana cada pueblo decidirá libremente su destino.
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