Se ha montado una especie de vodevil
en este país por el asunto de las escuchas ilegales, de los
espionajes a delincuentes con puesto de mando independentistas también a ministros, presidente del gobierno incluido. Todo lo han aireado los
partidos nacionalistas; como si ellos no espiaran, por un vamos a
decir que estamos aquí. Todos los Estados espían, espiaron y
espiarán por eso existen los servicios secretos. Quien se sorprenda
es que todavía no se ha caído de la higuera. Acaso no damos
nosotros de forma gratuita información privada nuestra a través de
las redes sociales. Hemos donado nuestra alma gratuitamente a la
sacrosanta tecnología. Nos espían. En el curro de mierda, en el
metro, en la calle, en internet... Y hasta los pensamientos los
espían y los modelan para crear seres serviles, acríticos,
gregarios de la frivolidad. A través de los medios de intoxicación
masiva, de las nuevas redes informáticas, de las escuelas, de la
sociedad atomizada... Hemos regalado nuestra identidad y no hemos
recibido más que una soga al cuello y una pastillita para cuando
caigamos enfermos de claudicación.