Las
CUP han dado su voto afirmativo a los presupuestos del gobierno
catalán. A cambio de que se haga a lo largo del año un referéndum
sobre la independencia de Cataluña. El ladrillazo del “procés”
ha servido para que los autodenominados antisistema cuperos sigan
apoyando al grupo neoliberal nacionalista de Junts pel Sí. Se apoya
un gobierno gestor de los intereses de los poderosos y en contra de
los intereses de las capas populares por el bien de la soberanía
nacional ¿qué soberanía?. Sigue el proceso de privatización y el
aumento de las desigualdades sociales por bien de un estado propio
privatizado y su “revolución de las sonrisas” y su tiranía de
los llantos. Se ningunea, se deja de lado al que no tiene en su
cabeza fronteras nuevas o, simplemente, los que no queremos ni este
ni otros estados de nueva creación. Millones de euros en
subvenciones para que los escribientes del nacionalismo dicten
adoctrinamiento por todos los entes públicos y privados catalanes.
Para que la voz de los que no están de acuerdo en estos menesteres
sea silenciada y si no se le da micrófono a algún representante de
la España eterna para reafirmarse en sus posiciones. Un respaldo a
un gobierno ultraliberal que tiene como presidente un ser que cuando
era alcalde de Girona ponía cerrojos en los basureros de los
supermercados para que las personas que no tenían dinero para
comprarse comida no cogieran las sobras depositadas en ellos. Los
antiguos convergentes de sedes embargadas y mafiosos al por mayor
apoyados y lustrando sus puestos de mando. Y ahí están los ómniums
y las ANCs para dictar sentencia de buenos y malos catalanes con el
apoyo de un gobierno sectario y mantenidos con el dinero de todos; de
risa y llanto un grado más. No sólo debemos soportar gobiernos
enemigos corruptos sino que tenemos encima el latazo excluyente y soporífero del
nacionalismo. Exaltaciones patrioteras donde se van detrás de banderas bajo un mismo uniforme y monocorde discurso
e infinitas personas que no pasan por la pira bautismal se van para
otro lado tal vez perseguidos y siempre silenciados... Ya lo dijo
Brassent “... en la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual
que la música militar nunca me supo levantar...” nunca me
encontrarán ni un 11S ni un 12O por la calle disfrazado de amante de
naciones y un cordero más del rebaño con derecho al odio al otro
simplemente por ponme esta identidad y quítame la otra.
No
sé si en estas tierras ibéricas aún quedan montes y aldeas
deshabitadas por uno, dos o diez o menos cien seres humanos donde la
mano de las instituciones putrefactas y corruptas no agarren el
cuello de los pobres. Quizá allí reine un atisbo de libertad. Lo
demás pura escenificación circense para someternos a la ideología
dominante y contraria a nuestros intereses.