La
violencia del Estado ha caído con todas sus fuerzas sobre un grupo de
manifestantes que llevaban una pancarta sobre el 25S y su llamamiento a “Ocupar
el Congreso”.
El
fascismo latente que estamos viviendo cada día atiza con más fuerza.
Quieren callarnos, amordazarnos ante el genocidio social que estamos
padeciendo. La lucha que está llevando a cabo esta plataforma de valientes me
merece todo el respeto y admiración. Su resistencia a no ser miembros de una
nueva gleba feudal provoca la reacción airada del poder y sus acólitos que
quieren criminalizarlos, ahuyentarlos, en definitiva, callarlos.
Más
que ocupar yo iría más allá, quieren reocupar. El Congreso hace tiempo que está
ocupado. Es la oligarquía económica capitalista quien manda sobre la mayoría de
diputados allí aposentados. Los dirigentes del poder ejecutivo de turno son
meros gestores de los intereses de las clases privilegiadas a cambio de un buen
plato de caviar que llevarse a la boca.
Vivimos
en un neofeudalismo donde una minoría dirige las mentes, los bolsillos y los
cerebros de la gran mayoría. Su dominio es absoluto, tienen el control de la
información, de la economía, de la ideología. Y en esta dictadura capitalista
arrolladora y, en su fase más destructiva, el derrumbe de todo el endeble
edificio social que existía en nuestro país se desmorona como un castillo de
naipes. De la explotación hemos pasado a la esclavitud laboral más vil; la
miseria y la exclusión social aumentan día tras día; la sanidad y la educación
se mercantilizan y se privatizan descaradamente donde a mayor capacidad
adquisitiva mayores puertas abiertas para la sanación y la enseñanza violando
artículos enteros de los DDHH. Mientras el dinero público, el de todos, se dirige
a los bolsillos de los grandes banqueros, grandes empresarios, especuladores y
demás carroña capitalista el saqueo es promovido y alentado por los poderosos
condenándonos a un futuro sin vida.
La
represión, el control, la manipulación sube exponencialmente con la misma
velocidad que se desploma la calidad de vida de las capas populares del país.
La
plataforma ciudadana del 25S hace un llamamiento para rodear el Congreso quizá
es la simiente para que los de abajo vayamos aparcando nuestra mansedumbre y nos
unamos a ésta y otras luchas existentes, para asir el poder en nuestras manos y
socializar la democracia caminando hacia una III República justa, solidaria y
anticapitalista.
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