Salir
a la calle, deambular por mi barrio, penetrar por los recovecos de mi ciudad me
permite constatar un hecho que va creciendo día a día; y es la miseria que
avanza, y lo peor, es la exclusión que deja huella en las aceras barcelonesas
fruto de los horrores económicos y sociales que vivimos. Quien no tiene un
techo donde refugiarse, un colchón familiar donde hospedarse, un rincón donde
descansar tras las palizas sangrientas recibidas diariamente en estos mundos de
éticas y moralidad en estado de coma; se ve expulsado y devorado por la
inmundicia de la barbarie que rige nuestro presente. Personas escarbando en las
basuras, carritos de supermercados llenos de metales, cartones, residuos
varios; almas que deambulan pidiendo dinero o comida para resistir el día y su
noche. El último eslabón de la perversión de este sistema cuando la Bestia homicida ya no te
quiere en sus infiernos y te expulsa ya directamente a las calderas del oprobio,
con la violencia más vil y cruenta que uno pueda soportar.
¿Dónde
está la justicia? En la ausencia existe; en el aire secuestrado por los
mercaderes, banqueros y políticos del régimen que viven de las injusticias de
la mayoría. Estados secuestrados, vilipendiados, organizados para el
sometimiento y la esclavitud de la mayoría de sus moradores, de sus
trabajadores precarizados; de vidas mercantilizadas, prostituidas para el Gran
Capital Mafioso que todo lo compra y vende, donde el robo es ley y orden, donde
todo espacio público, hasta tu propia vida la secuestran, la privatizan, la
subastan para que de tu libertad no quede más que un vago e inexistente
recuerdo. No te dejes envenenar tu mente, tus manos, tus piernas, tu corazón
ellos son tus instrumentos de lucha.
Caminas
vejado con la espalda hecha jirones por los latigazos que el trabajo cada vez
más mísero, más esclavo, más inexistente te proporciona.
¿Vivimos
en libertad? Qué libertad, de qué me hablan, no lo entiendo. Tiranía es
realizar trabajos esclavos porque no te queda más remedio que eso o vivir en la
intemperie. Violencia es vivir con la pistola en la sien porque mañana quizás
te despidan, te liquiden porque tu seguridad laboral quedó en nada. Dictadura
es trabajar miles de horas a cambio de sueldos de miseria regalando tu tiempo,
tu vida, tu salud al explotador.
¿Por
qué no buscamos la emancipación del ser humano? Que cada uno tenga una
ocupación, una labor para su desarrollo personal, para el bien común de su
comunidad; que haya plena distribución de la riqueza, que seamos dueños de
nuestro tiempo, de nuestra vida, tiempo de ocio alejado del consumismo
embrutecedor y alienante; como decía el pensador ruso libertario Piotr
Kropotkin “Cuando contamos el número de los que no producen, dentro de países
civilizados, de personas que trabajan en industrias nocivas que deberán desaparecer,
y de intermediarios inútiles, vemos que cada uno de ellos podría duplicar el
numero de productores reales. Bastaría con reducir el despilfarro de la fuerza
humana al servicio de familias ricas, o de la administración que cuenta con un
funcionario por cada diez habitantes y usar esas fuerzas para aumentar la
productividad de la nación, limitar las horas de trabajo a cuatro o a tres, a
condición de conformarse con la producción actual”…
¿Y
cómo se llama a todo esto? Guerra contra todo un sistema que nos lleva al
genocidio general. A luchar no sólo contra el orden y los poderes establecidos
que nunca soltarán ni sus privilegios, ni su presa y ahora más ávidos de hambre
ya se apoderan de todo y de todos, con la energía de un huracán y con la
violencia de un terremoto. Pero el comienzo está en destripar, arrancar el
virus, la ideología dominante impuesta, albergada en nuestras mentes que como
un cáncer con metástasis se ha propagado por todo nuestro organismo.
No
quieren más que zombis, sombras, muertos vivientes, espíritus sometidos y
ultrajados que digan amén a todo.
Andamos
en un estado amparado en la corrupción, la tiranía, el sometimiento, la mentira
en cada rincón de este desdichado país. Y cuidado no te cojan los perros, los
esbirros, los guardianes de los poderosos que igual te sacan un ojo, que te
repatean el hígado en cualquier comisaría.
Del
manotazo en la mesa, del grito de rabia, del yo me levanto y dimito de toda
esta muerte en vida, del yo me rebelo, me declaro insumiso, desobediente de este
caminar alienado, de este desahucio impuesto, de esta violencia programada, de
esta mutilación mental, de este saqueo infame de bestias simples y dementes; de
aquí sale la rebelión, la fuerza, el grito, la furia, la futura expropiación, la anhelada socialización
de la vida, de nuestros mundos, de nuestras ilusiones.
Y
tras la noche la oscuridad aumentaba y aumentaba. No había luz, no se
encontraba la claridad en las tinieblas que arrojadas por las alimañas asesinas
nos cegaban los ojos. Y a otros muchos en la infinidad del olvido, el
linchamiento y la brutalidad de un sistema cruel, despiadado y voraz con los más
débiles se los tragaba sin prisas pero sin pausas. Ahí van 13 millones de
españoles apaleados, viviendo en la miseria, en la sinrazón de este mundo y
si no ponemos remedio la podredumbre avanzará y nuestras prisiones serán más sórdidas
y mortíferas aún. El fascismo no cesa y cabalga a rienda suelta; habrá que
derribarlo porque nos va la vida en ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario