El Lince Rojo

EL LINCE SOLITARIO RECORRE SU HÁBITAT LIBRE COMO EL VIENTO SIN OBEDIENCIAS, SERVIDUMBRES NI ADULACIONES.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Si te caes levántate y lucha porque van a por ti



Salir a la calle, deambular por mi barrio, penetrar por los recovecos de mi ciudad me permite constatar un hecho que va creciendo día a día; y es la miseria que avanza, y lo peor, es la exclusión que deja huella en las aceras barcelonesas fruto de los horrores económicos y sociales que vivimos. Quien no tiene un techo donde refugiarse, un colchón familiar donde hospedarse, un rincón donde descansar tras las palizas sangrientas recibidas diariamente en estos mundos de éticas y moralidad en estado de coma; se ve expulsado y devorado por la inmundicia de la barbarie que rige nuestro presente. Personas escarbando en las basuras, carritos de supermercados llenos de metales, cartones, residuos varios; almas que deambulan pidiendo dinero o comida para resistir el día y su noche. El último eslabón de la perversión de este sistema cuando la Bestia homicida ya no te quiere en sus infiernos y te expulsa ya directamente a las calderas del oprobio, con la violencia más vil y cruenta que uno pueda soportar.
¿Dónde está la justicia? En la ausencia existe; en el aire secuestrado por los mercaderes, banqueros y políticos del régimen que viven de las injusticias de la mayoría. Estados secuestrados, vilipendiados, organizados para el sometimiento y la esclavitud de la mayoría de sus moradores, de sus trabajadores precarizados; de vidas mercantilizadas, prostituidas para el Gran Capital Mafioso que todo lo compra y vende, donde el robo es ley y orden, donde todo espacio público, hasta tu propia vida la secuestran, la privatizan, la subastan para que de tu libertad no quede más que un vago e inexistente recuerdo. No te dejes envenenar tu mente, tus manos, tus piernas, tu corazón ellos son tus instrumentos de lucha.
Caminas vejado con la espalda hecha jirones por los latigazos que el trabajo cada vez más mísero, más esclavo, más inexistente te proporciona.
¿Vivimos en libertad? Qué libertad, de qué me hablan, no lo entiendo. Tiranía es realizar trabajos esclavos porque no te queda más remedio que eso o vivir en la intemperie. Violencia es vivir con la pistola en la sien porque mañana quizás te despidan, te liquiden porque tu seguridad laboral quedó en nada. Dictadura es trabajar miles de horas a cambio de sueldos de miseria regalando tu tiempo, tu vida, tu salud al explotador.
¿Por qué no buscamos la emancipación del ser humano? Que cada uno tenga una ocupación, una labor para su desarrollo personal, para el bien común de su comunidad; que haya plena distribución de la riqueza, que seamos dueños de nuestro tiempo, de nuestra vida, tiempo de ocio alejado del consumismo embrutecedor y alienante; como decía el pensador ruso libertario Piotr Kropotkin “Cuando contamos el número de los que no producen, dentro de países civilizados, de personas que trabajan en industrias nocivas que deberán desaparecer, y de intermediarios inútiles, vemos que cada uno de ellos podría duplicar el numero de productores reales. Bastaría con reducir el despilfarro de la fuerza humana al servicio de familias ricas, o de la administración que cuenta con un funcionario por cada diez habitantes y usar esas fuerzas para aumentar la productividad de la nación, limitar las horas de trabajo a cuatro o a tres, a condición de conformarse con la producción actual”…
¿Y cómo se llama a todo esto? Guerra contra todo un sistema que nos lleva al genocidio general. A luchar no sólo contra el orden y los poderes establecidos que nunca soltarán ni sus privilegios, ni su presa y ahora más ávidos de hambre ya se apoderan de todo y de todos, con la energía de un huracán y con la violencia de un terremoto. Pero el comienzo está en destripar, arrancar el virus, la ideología dominante impuesta, albergada en nuestras mentes que como un cáncer con metástasis se ha propagado por todo nuestro organismo.
No quieren más que zombis, sombras, muertos vivientes, espíritus sometidos y ultrajados que digan amén a todo.
Andamos en un estado amparado en la corrupción, la tiranía, el sometimiento, la mentira en cada rincón de este desdichado país. Y cuidado no te cojan los perros, los esbirros, los guardianes de los poderosos que igual te sacan un ojo, que te repatean el hígado en cualquier comisaría.
Del manotazo en la mesa, del grito de rabia, del yo me levanto y dimito de toda esta muerte en vida, del yo me rebelo, me declaro insumiso, desobediente de este caminar alienado, de este desahucio impuesto, de esta violencia programada, de esta mutilación mental, de este saqueo infame de bestias simples y dementes; de aquí sale la rebelión, la fuerza, el grito, la furia,  la futura expropiación, la anhelada socialización de la vida, de nuestros mundos, de nuestras ilusiones.
Y tras la noche la oscuridad aumentaba y aumentaba. No había luz, no se encontraba la claridad en las tinieblas que arrojadas por las alimañas asesinas nos cegaban los ojos. Y a otros muchos en la infinidad del olvido, el linchamiento y la brutalidad de un sistema cruel, despiadado y voraz con los más débiles se los tragaba sin prisas pero sin pausas. Ahí van 13 millones de españoles apaleados, viviendo en la miseria, en la sinrazón de este mundo y si no ponemos remedio la podredumbre avanzará y nuestras prisiones serán más sórdidas y mortíferas aún. El fascismo no cesa y cabalga a rienda suelta; habrá que derribarlo porque nos va la vida en ello.  

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