El
genocidio social perpetrado, auspiciado, apoyado y aplaudido por el ejecutivo
español es toda una declaración de guerra a la sociedad. ¿Seremos capaces de
rebelarnos y decir que ya basta?. ¿Seremos capaces de echarlos del poder y de
exigir responsabilidades penales ante los actos de puro terrorismo económico,
político y social que están socavando la vida de millones de personas de este
país?. Pero la responsabilidad política va más allá de estos sátrapas de la
gaviota. El crimen viene larvado por unas instituciones seudodemocráticas donde
los dos partidos que se han ido alternando en el poder, desde la Restauración
borbónica del año 75 tras la muerte del tirano Franco, han ido perpetrando las
mismas políticas económicas que nos han llevado a estos lodos. Una cleptocracia
caciquil donde en la partida no han faltado los partidos nacionalistas
ultraconservadores de CiU y PNV. Nos prometieron una arcadia feliz con la
integración a la UE;
sin el más mínimo debate sabiendo que la apuesta en marcha de ese proyecto no
había más que el abrazo del oso neoliberal. ¿Acaso estaban ciegos cuando
firmaron el Tratado de Maastricht o el Tratado Constitucional de la UE? Proyectos totalmente
infumables, antisociales y una puesta decidida a respaldar políticas a favor de
los privilegiados condenando a la miseria a las clases populares europeas y
españolas.
Y
por no hablar del saqueo de dinero público continuado y la corrupción
generalizada, del clientelismo y el caciquismo servil de la clase política
totalmente al servicio de los poderosos gobernando a espaldas y en contra de
los intereses de la gran mayoría de la población.
Sometidos
a organizaciones imperialistas, capitalistas y terroristas como la OTAN.
Y
la condena se acelera y el crimen se multiplica ante las medidas aprobadas por
ese siervo llamado Rajoy amante del capitalismo más salvaje. Matándonos
lentamente ante medidas, recortes y desmantelamientos sociales para pagar una
deuda ilegítima, antisocial y mafiosa.
Y
ante el crimen de estado perpetrado por estos gángsters ¿Seremos capaces de
derribar el edificio político, económico, judicial y antisocial que rigen estos
capataces, profesionales de la inquina, el robo y la amoralidad?. No basta con
que se vayan unos del poder y entren otros. Hace falta que caigan todos,
empezando por la monarquía y toda la servidumbre que le acompaña. Que la
democracia se expanda desde abajo, hablemos claramente de una democracia
directa y/o participativa, y que sometamos a las clases privilegiadas para
conseguir una verdadera justicia social. Quitémonos las cadenas del cuello
porque el aire ya no penetra en nuestros pulmones.
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