El Lince Rojo

EL LINCE SOLITARIO RECORRE SU HÁBITAT LIBRE COMO EL VIENTO SIN OBEDIENCIAS, SERVIDUMBRES NI ADULACIONES.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Matanzas diseñadas, programadas, subvencionadas

Un respiro, una alegría desenfrenada, un llanto amargo, un segundo de ternura y en ese instante muere un ser humano por hambre cuando lo que sobra es comida o fallece por una enfermedad evitable. Un sistema económico, político, social criminal llamado capitalismo culpable por matar a millones de personas anualmente. Miles de millones de seres humanos que no dan beneficios económicos y su lugar es el paredón que el dinero, la deshumanización y el aniquilamiento moral dicta sentencia. Riadas de hombres, mujeres y niños que huyen del horror en Yemen, Sudán del Sur, Siria, Somalia, Irak, Afganistán y tantos otros y otros y más rincones del mundo heridos de muerte por el imperio, sus satélites y la tiranía del capital y su tapadera de democracias liberales. Tanto tienes, tanto robas, tanto matas al por mayor; pon un grado de cinismo, altas dosis de espectáculo y de banal lenguaje y ya tenemos fabricado un presidente de gobierno, un buen gestor de los intereses del privilegio. Una persona muere de hambre porque le han hurtado el pan, le han calcinado la tierra y le han puesto un código de barras en el corazón y le han echado a los mares donde morirá en busca de un país occidental matarife o resucitará en una tienda de campaña para refugiados; esperando la nada que vendrá. Se manifiesta el personal para dar cobijo a los desplazados mientras se da la espalda al moribundo que tienen al lado. Todo muy loable, una oda al buen rollo pero lo esencial no se toca; no se va a la raíz de la perversión. No hay gritos en contra de tener bases genocidas de la OTAN que provocan la muerte de todas estas personas y no existe ruido en las calles para derribar este sistema con sus democracias burguesas cómplices de toda esta aberración, de esta explotación humana, de este ejército de seres desechables para la mafia mundial; prefiero el caos a esta recreación de auschwitzs mundiales, de personas atomizadas que inundan los enjambres urbanos, todos somos cómplices de nuestra muerte en vida y de estas masacres que no nos tendrían que dejar dormir.
Si esa tierra no tuviera tantas riquezas naturales no andaría la mano de las tinieblas creando estados infierno, matanzas sin ton ni son, mercenarios criminales a saldo de los poderosos para masacrar vidas; no habrían oleadas de personas desposeídas vagando al infierno. El capitalismo mata, explota... te aniquila y los medios de incomunicación te contarán otro cuento hasta la nausea repetida para que de la realidad no veas más que el teatro que ellos dirigen.

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