Vivo
subyugado en un sistema que no he elegido; encadenado por las esclavitudes
económicas que me sangran para el beneficio de una minoría. Si a la Bestia execrable ya no le
intereso me confina en el olvido, en la exclusión a la espera de poder venderme
si el Gran Tirano Capitalista cree conveniente salir a mi rescate por unas
migas de pan y unos días sin descanso merecido, tirado sin más protección que
la suerte a las fauces del gran depredador.
Y
mientras veo apaleamientos, derechos de huelga hacia la restricción, servicios
sociales desmantelados, derechos laborales calcinados. Ahí andan los poderosos
organizando olimpiadas de miseria donde somos unas potencias mundiales.
Y
toda la orquesta que gestiona esta masacre social andan entre risas disfrutando
ante el aquelarre que su amo el Diablo de mercedes oficial, de profesión
director de banco o de empresa transnacional, depredador de todo; hoy de viaje
en avión, mañana de crucero en transatlántico y pasado organizando el casino
donde toda vida tiene un precio y nuestras muertes sus beneficios; ¿y tus
huesos? En espera de reciclaje para que coma la Bestia, el Diablo, el
Tirano.
Y
corro, corro y corro y no escapo de los burócratas del sistema. Las sabandijas
del Diablo intentan que no tengas ni sangre que derramar, allí está toda la
corte de las gaviotas, los puños matando rosas, los penes y uves, los
convergentes del rey Mas, toda la plaga borbónica que no paran de procrear y
saquear… es una pesadilla, un infierno, un Apocalipsis que nos ha devastado y
nos ha dejado en cueros. ¿Qué esperamos? Debemos luchar porque sino las puertas
de Manthausen nos esperan bien abiertas.
“Ojalá
que no pueda tocarte ni en canciones…” cantaba
Silvio Rodríguez, para otro tiempo en otro lugar; pero que me viene a la cabeza
pensando en las oligarquías financieras y económicas que nos están matando, la
democracia burguesa representativa de Franco y el Borbón a la que estamos
condenados; las caras adustas, de mofa, de odio del gobierno y el poder que pretenden doblegarnos en
nombre del pueblo pero sin el pueblo.
Ojalá todo esta fiesta macabra de los de arriba acabe en cenizas por la justicia y la ira organizada de los de abajo.
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