Seis
millones de manos paradas.
Seis
millones de desilusiones perdidas.
Seis
millones esperando que cualquier centro de explotación laboral llame a sus
puertas.
Seis
millones de personas vilipendiadas por un mundo que fomenta un modo de vida
esclavo a cambio de una quimera; la libertad, imposible en la fábrica de
compra-venta de almas que es la barbarie mercantil de hoy en día.
¡Excluidos!
de este infame mercado laboral que nada cuentan para los jerarcas mafiosos que
controlan nuestras vidas. ¿Cómo es posible que las calles no rujan ante este
atropello, ante esta violencia?. ¿¿¿Estaremos guardando adoquines para la
futura barricada, agrupando cócteles-molotov para atacar todas las
instituciones de la tiranía ultraliberal que nos condena al ostracismo???.
Dónde está este ejército de nómadas de un sistema que nos esclaviza, nos
culpabiliza, nos degrada, nos devora poco a poco las entrañas para que la
muerte sea más dolorosa. Ejército dormido, noqueado, esperando a que acabe el
largo invierno. Mientras tanto los gerifaltes del poder siguen con la guerra,
no paran, tienen todos los medios a su disposición.
Otros
tantos millones, trabajadores también, en sus puestos anhelantes a no perderlo;
con miedo, inquietud a que les quiten el privilegio ¿qué privilegio?.
Sucumbiendo ante el robo de parte de su salario, cada vez más diezmado, más
mísero. ¡Bravo las reformas laborales! ¡Bravo por tantos años de destrucción de
derechos sociales! Bienvenidos al siglo XIX. Gritaremos un ¡aleluya! Porque
vamos camino al feudalismo con el derecho de pernada incluido.
¿Por
qué no reaccionamos todos? ¿Por qué no afilamos la guillotina? ¿Por qué no nos
invade el espíritu de Robespierre? ¿Por qué no ruedan las cabezas de reyes,
presidentes, gobernadores, banqueros…? Todos prestos a saquearnos, explotarnos,
humillarnos, condenarnos a galeras.
Nos
roban nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras aguas, nuestros sueños. Todo
un mundo donde los ladrones son los amos; nos usurpan todo y andamos con la
rabia dormida; muy de vez en cuando despertamos del letargo pero es
insuficiente. Las tropelías, los bombardeos, nuestra condena a la miseria
continúa.
El
caballo desbocado trota a galope por tierras peninsulares ahondando las
distancias entre ricos y pobres, la eterna canción, las desigualdades sociales
cada vez son más anchas, más dramáticas, más insultantes, más injuriosas.
Precarizados
hispanos seguir respirando porque vienen con más sogas para ponerlas en
vuestros castigados cuellos. De vueltas a la sociedad estamental no
desfallezcáis tenemos que seguir manteniendo a los sátrapas de las zarzuelas,
moncloas, CEOEs, banqueros, mercaderes y demás sabandijas que se alimentan de
nuestras vidas desahuciadas.
Pero
el miedo se pierde, las cadenas se rompen y las legiones volverán. Volveremos a
despertarnos, iracundos, llenos de justicia para recuperar la tierra, lo que es
nuestro, lo que nos han robado a mano armada y con muertos a nuestro alrededor.
¿O no será así?. No permitamos perder la guerra, un lujo que nos costará
nuestra vida y la de las próximas generaciones. Porque mientras los Rajoy, Mas
y compañía realizan políticas para las castas pudientes y nos roban el dinero a
manos llenas; mientras esconden el dinero en Suiza para blanquearlo mejor sino que
se lo digan a los Bárcenas, Pujoles, Botines y tantos otros señores de la
guerra; aquí seguimos con seis millones de parados, con derechos sociales
robados, servicios públicos privatizados y aporreados… ¿hasta cuándo lo permitiremos?.
Salud
y Rebeldía.
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