Este
año va a morir matando con más virulencia que el anterior. Si sobrevolamos el
panorama estatal el viaje es desolador; nos encontramos un país saqueado por
las hordas bárbaras ultraconservadoras que dominan el poder bajo las órdenes de
banqueros, mercaderes, especuladores, grandes empresarios y troikas reinantes
que han dejado a las clases trabajadoras más pobres y sometidas a las mafias
privilegiadas que lapidan nuestras vidas.
Caminamos
por parajes sombríos que nos llevan hasta los seis millones de parados; donde
los trabajadores nos hemos convertido en pura mercancía, en objetos de
mercadillo de usar y tirar al libre albedrío de los empresarios. Con una
pistola en la sien con el miedo al despido y cada vez más desamparados y
violados por la dictadura que padecemos realizamos más y más horas gratis, en
muchos casos, en trabajos indeseables y con horarios eternos.
Para
muchos el drama, la angustia y la infelicidad son el pan nuestro de cada día al
verse expuestos a la brutalidad de los desahucios, de la exclusión, de la
miseria. Una pobreza que ya afecta a casi 12 millones de personas, siendo como
somos los campeones en desigualdad social de toda la UE.
Un
año que se cierra con el desguace de nuestro paupérrimo Estado social, donde
nuestra sanidad está cada vez más mercantilizada, tu salud no vale nada si nada
tienes para pagártela; una educación pública desmantelada, unos servicios
sociales en estado de coma permanente, una justicia privatizada y al servicio
de los poderosos, todo ello por obra y desgracia de las políticas antisociales
y antiobreras de este gobierno con la ayuda inestimable de parlamentos
autonómicos.
Una
represión policial salvaje contra los ciudadanos que no se resignan, que se
rebelan; con torturas en cárceles, apaleamientos en manifestaciones,
detenciones… todo por mantener controlada a una población cada vez más
subyugada, más explotada, más ultrajada.
Mientras
tanto a los bancos se les ha regalado 215.000 millones de euros y en aumento; a
los mismos culpables de este latrocinio, a los criminales que especularon con
la vivienda, a los que juegan con la vida de personas, con la alimentación, a
los que blanquean dinero con las drogas, armas; a estos mismos, el gobierno de
turno les concede esta suma; un acto de ultraje, de robo, de saqueo criminal al
pueblo.
Muchas
veces me pregunto como es posible que una minoría tenga controlada a una gran
mayoría. Me diréis y con razón; que ellos tienen el control de la violencia y,
lo que es mucho más importante, de la información que someten nuestras
conciencias y nos hacen ver sólo su verdad, una realidad distorsionada, el dominio
de la mente es total a nivel político, económico, social y cultural por parte
del capital. Vivimos dentro de un campo de concentración donde uno de cada cinco
españoles vive a la espera de la ejecución inminente, rumbo a la cámara de gas
para convertirse en un muerto viviente dentro de un sistema que los expulsa; y
todos andamos en la cuerda floja realizando trabajos forzados, golpeados,
sometidos intentando no caer en el hoyo. Y ¿por qué siendo mayoría no nos
rebelamos mayoritariamente, arrojamos nuestros miedos y abrazamos nuestros nada
que perder porque ya no nos queda nada? ¿Acaso no somos suficientes armas
cargadas los explotados, los excluidos, los desahuciados, los engañados, los
sin trabajo, sin futuro, sin nada para ir a desalojar del poder sin miramientos
a los criminales que detentan este genocidio social y económico?.
Arrojemos
a los escombros toda la brutalidad que nos imponen; somos siervos de su monarquía
borbónica impuesta por el tirano genocida Franco, vivimos en una cleptocracia
que nada tiene que ver con la democracia, sufrimos una esclavitud perpetua por
obra y arte de las clases privilegiadas dominantes, caminamos por un
capitalismo neofascista donde todo se consume, se vende, se prostituye. Una
sociedad individualista, atomizada, precarizada; en un mundo cada vez más
finito, con recursos limitados; bajo un sistema que devora territorios,
personas, esperanzas. Apostemos por la soberanía alimentaria, por el reparto
del trabajo, por los servicios sociales, por la socialización de los espacios,
de los medios de producción, de la democracia… porque otro mundo socialista es
posible, porque si no el camino es continuar dentro de este recinto infernal,
confinados en celdas con fuertes cadenas aprisionando nuestros sufridos cuellos.
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