En
Andalucía ya ha abortado el aguilucho y tendrá su gobierno
ultraliberal y nazionalcatólico correspondiente. En lo económico se
hará un acelerón en políticas de saqueo a las capas populares y se
redistribuirá la riqueza entre los que detentan el poder; como
siempre. Se financiará con dinero público las escuelas religiosas y
se seguirá con el modelo homicida ya impuesto de privatización de
los bienes públicos. Nada nuevo de cara al sol; a misa los domingos
y a los toros los festivos según el ideario folclórico, friqui y
misógino de los voxtuanos.
El
auge de la ultraderecha en España no es muy distinto al que se está
produciendo en el resto de Europa y en el otro lado del Atlántico.
Unas seudoizquierdas corruptas institucionalizadas que cuando llegan
al poder practican políticas neoliberales traicionando a las clases
trabajadoras que ni están ni son representadas por tales partidos
socialdemócratas o social-liberales. La pauperización de la
población, la precarización en el mercadeo laboral, el latrocinio a
las clases más desfavorecidas entre otras muchas causas hace que el
fascismo tome un nuevo impulso en la dictadura capitalista global que
padecemos.
Como
en el caso de Andalucía el cambio de gobierno es fruto también de
una fuerte abstención; que son los que realmente ganan las
elecciones; después el trío calavera de yugo y flechas que accede
al poder dice que representa a la mayoría y que la gente ha votado
cambio. Una gran mentira ya que representan a una minoría de dos
millones de personas que votaron al trío de las derechas que
gobernarán o saquearán al conjunto de casi ocho millones y medio de
habitantes que tiene esta comunidad autónoma.
Y
estos hijos de Millán Astray y del cardenal Gomá se alimentan y
crecen también por la crisis territorial que sufrimos. El odio
xenófobo y supremacista de personajes siniestros, ultracatólicos y
neoliberales como los independentistas torra y su amo de waterloo
puigdemonio hace que las ultraderechas rojigualdas y esteladas
crezcan y se reproduzcan mientras las desigualdades sociales aumentan
gracias a décadas de políticas antiobreras y de prácticas
económicas criminales.
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