En
este estado de depresión de país donde uno de cada cinco españoles es pobre y
donde el resto lucha para no caer en la pobreza o en la exclusión social. A un
servidor sólo le queda preguntarse porque no estallamos todos, los pobres en
general que somos mayoría, en una ira colectiva y arrasamos con parlamentos,
zarzuelas, congresos, senados, moncloas, tribunales de justicia y demás y
morimos dignamente en el intento. Pues por lo mismo que estoy aquí escribiendo
porque tenemos miedo a perder lo que ya hemos perdido. Es verdad que hay
movilización social, que hay luchas en la calle, hay plataformas, sindicatos
combativos, un hombro donde arrimarse y continuar luchando pero hace falta, o
eso creo yo, dos pasos más al frente para evitar el holocausto final.
Porque
seguramente cuando ya no quede más hospital que el de los ricos, ni más
educación que el del gas lacrimógeno y las pelotas de goma, ni más prestación
social que la limosna repartida a la puerta de una iglesia, ni más trabajo que
el de galeras a remar te vendrán con la historia de que ha vuelto el
crecimiento económico, que hay otro capitalismo posible de rostro humano??? y
mil milongas más.
¿Seguiremos
en el engaño y en la esclavitud consentida? La respuesta es difícil sobre todo
cuando el futuro es un error de cálculo continuo. Soy el primero en no hacer lo
suficiente, quizá estoy más instalado en la queja que en otra cosa, quizá
debiera coger un kalashnikov y salir a la calle a recuperar la vida que nos están
robando, como mínimo sabría que el anciano que se mató, o mejor dicho, que el poder asesinó en Atenas me seguiría.
No
me voy a poner en plan trágico la vida sigue y los caminos que conducen a los
infiernos son inescrutables. Sé que por esta vía la barbarie terminará con
nosotros pero también sé que cuando a las generaciones venideras ya no les
quede ni un triste pan que llevarse a la boca la rebelión será inevitable.
Esperemos no esperar tanto porque quizá ni la tierra, ni nuestros niños hambrientos, ni nuestros
estómagos, ni nuestras manos estén preparadas para soportar tanto escarnio y
los que aún viven en el país de los zombis se despierten de su aletargado
sueño. Quizá el trabajo está en despertar conciencias con toda la modestia del
mundo.
El
que firma esto no es más que un desheredado, un desahuciado, un paria, un
parado, un trabajador, un explotado, un excluido, un odio de clase.
MI
SOLIDARIDAD Y MI ADMIRACIÓN ante la huelga de hambre que llevan cinco
trabajadores de Telefónica en contra del despido improcedente de uno de ellos
por baja médica justificada y no haber sido readmitido a pesar de haber ganado
dos juicios.
EL
MUNDO ME REVUELVE EL ESTÓMAGO ante la masacre día sí día también que el
gobierno pronazi de Israel está cometiendo contra el pueblo palestino; a día de
hoy más de 122 muertos y 800 heridos.
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